El objetivo del proceso de enseñanza y aprendizaje no es alcanzar la competencia lingüística, sino la competencia comunicativa.
Tradicionalmente sólo se tenía en cuenta la competencia lingüística como meta a alcanzar en el proceso de aprendizaje; al cambiar el enfoque sobre la comunicación, surge como componente fundamental el contexto social, es decir, el medio natural en el que se produce la interacción. La comunicación lingüística responde siempre a una intención del hablante (no siempre explícita), transcurre bajo ciertas limitaciones de carácter psicológico y está sometida a ciertas circunstancias que conforman el contexto. La meta del proceso de enseñanza y aprendizaje debe volverse al desarrollo de la competencia para la comunicación. Sus componentes son:
La competencia comunicativa: Es la serie de conocimientos normalmente inconscientes y necesarios de las reglas lingüísticas, psicológicas, culturales y sociales- de un individuo para utilizar un idioma adecuadamente en cada situación.
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